El Sol y la Piel

El sol es un arma de doble filo para nuestro organismo. Si lo tomamos de forma adecuada combate ciertas afecciones de la piel –como el acné o la psoriasis-, puede atenuar las cicatrices, nos proporciona un estético bronceado, y además resulta ser el afrodisíaco más harmónico y natural (las radiaciones solares estimulan la secreción de la glándula del cerebro denominada epífisis, produciendo reacciones nerviosas que se localizan en los órganos sexuales).

Por el contrario una exposición al sol excesiva e indiscriminada está demostrado que es altamente perjudicial. Seca la piel y la predispone no sólo a futuras arrugas, sino también a contraer cáncer. Otro problema es el desgaste en la provisión interna de vitaminas del complejo B, ya que son éstas las sustancias que ayudan a nuestro organismo a formar la melanina, que es la responsable del bronceado.

Formas para un bronceado sano:

La mejor forma de tomar el sol es en movimiento –jugando, andando o practicando algún deporte-, ya que así el bronceado es más uniforme. La mejor hora para exponerse al sol puede ser entre las 8 y las 11 de la mañana y entre las 5 y las 7 de la tarde.

La duración de los baños de sol ha de ir aumentando de forma progresiva. Así, los primeros días, diez minutos de exposición son suficientes.

Hay que extremar las precauciones en caso de piel blanca, sensible o delicada. Y, en general, hay que tener un cuidado especial en la nariz, los pómulos, los hombros y la frente.

Nunca debe tomarse el sol con maquillaje, ni aplicarse ningún tipo de colonia o perfume antes de la exposición, ya que pueden aparecer manchas en la piel desagradables.

Es conveniente consumir alimentos ricos en vitamina B, como los cereales sin refinar, la levadura de cerveza, el germen de trigo, huevos…

Protectores solares naturales:

Los aceites de soja, de nueces y de aguacate son unos excelentes protectores solares, resistentes al agua del mar, se aplican con moderación antes del baño de sol ya que son muy grasos.

También existen los protectores naturales de Oxido de Zinc y de Titanio, resistentes al agua del mar y protectores de los rayos ultravioletas A, B y C.

Para tomar el sol:

Bronceador de zanahoria

• 100ml. De zumo fresco de zanahoria
• 3 cucharadas de aceite de sésamo
• 3 cucharadas de lanolina

Se derrite al baño María la lanolina y el aceite, y se agrega poco a poco el zumo previamente calentado. Se remueve bien y listo para un buen bronceado.

Crema bronceadora de pepino

• 1 pepino pequeño
• ½ cucharadita de glicerina
• ½ cucharadita de agua de rosas

Se pela y trocea el pepino. Se exprime su jugo y se mezcla con los restantes ingredientes, la glicerina y el agua de rosas.

Aceite bronceador de coco

• 6 cucharadas de aceite de coco
• 6cucharadas de manteca de cacao
• 12 gotas de aceite de lavanda

Se funde la manteca al baño María, se retira del fuego y se agregan los aceites, removiendo hasta que se enfríe la mezcla.

Loción para blanquear la piel

Para eliminar las marcas del bronceado podemos recurrir a una loción de agua de flor de saúco y aceite de almendras.

Remedios para las quemaduras solares:

• La pulpa de un pepino triturada.
• Patata cruda rallada o jugo de patata.
• Clara de huevo batida mezclada con una cucharada pequeña de miel y media de hamamelis
• Una cucharada de hamamelis, otra de aceite de oliva y otra de glicerina, mezcladas.
• Infusión de ortiga o salvia.
• Solución de vinagre y agua.
• Vinagre y aceite de oliva a partes iguales.

Pure de fresas

• 2 fresas grandes y maduras
• Unas gotas de tintura de benjuí

Se aplastan las fresas con un tenedor y la pulpa resultante se aplica generosamente en las zonas quemadas. Se deja actuar durante media hora, y se aclara con una solución de agua templada i la tintura de benjuí.

Loción de eucalipto

• 1 cucharada de aceite de oliva
• 1 cucharada de glicerina
• 2 gotas de aceite de eucalipto

Se mezclan el aceite de oliva y la glicerina, y cuando la mezcla esté bien homogénea, se añade el aceite de eucalipto. Esta loción puede aplicarse directamente sobre la piel quemada.